miércoles, 9 de abril de 2014

SEMBLANZA PADRE MANUEL MARZAL

 

En la fiesta de la Virgen del Carmen, sábado 16 de julio del 2005, comenzó a vivir para siempre, se nos fue junto al Padre, tras una dolorosa enfermedad.

Nacido el año 1931, en Olivenza, una pequeña ciudad medieval situada entre España y Portugal, Manuel María Marzal Fuentes, S.J. ingresó joven a la Compañía de Jesús, con apenas dieciocho años. Dos años después, llegó al Perú (1951) y –como ha dicho muy acertadamente el P. Carlos Rodríguez Arana,S.J. Padre Provincial de los Jesuitas, desde entonces se hizo peruano. “Si algo nos ha dejado Manolo como testamento vivo y valioso es el amor al Perú, a su mundo indígena, a los países latinoamericanos. Vivía y soñaba con una América Latina solidaria y consciente de su riqueza cultural. Estaba convencido de que la fe que hace la justicia tenía que seguir siendo, como lo fue en algunos tiempos y sociedades amerindias, base de ese mundo encantado que Manolo supo recoger en sus obras.

Su obra –“testamentaria”- Tierra encantada: Tratado de Antropologia Religiosa En América Latina (602 pp, Madrid, 2002) publicada por la Editorial TROTTA, es un ambicioso tratado sobre el fenómeno religioso en América Latina, producto de sus cursos de extensión universitaria a agentes de pastoral, de participación en congresos en Europa y América, de 40 años de docencia universitaria y de investigaciones de campo y de archivo, especialmente Perú, México y Brasil. Aunque su enfoque es básicamente antropológico, incluye también una dimensión interdisciplinar y pretende ser útil a todos los estudiosos del hecho religioso. Consta de dos partes independientes. El autor aporta una copiosísima bibliografía, fruto de sus estudios y del intercambio con numerosos colegas en congresos y trabajos en equipo. El libro ofrece un panorama religioso de América Latina, génesis y desarrollo del catolicismo latinoamericano, fundante, etapas, México, Perú, Brasil, Paraguay, Acosta. Catolicismo popular; el de México y la Guadalupana; el del campesino bajo piurano. Interpretación del catolicismo popular. Unidad y pluralidad entre católicos. Los católicos sincréticos. Tres casos el quechua cuzqueño, el maya-chipaneco de México y el afro-bahiano del Brasil.

El padre Marzal que, en la actualidad era Presidente de la Comisión Organizadora de la Universidad “Antonio Ruiz Montoya” de Lima, fue miembro del personal docente de la Universidad desde 1968, periodo en el cual contribuyó al desarrollo de los estudios sociales y antropológicos en la PUCP (Pontificia Universidad Católica del Perú) través de la formación de numerosas promociones de antropólogos en la Facultad de Ciencias Sociales. Asimismo, publicó una serie de libros como: La transformación religiosa peruana, El sincretismo iberoamericano, Historia e la Antropología, La utopía posible y Un reino en la frontera.

Su vida universitaria se extendió también al ejercicio de altos cargos de responsabilidad dentro de la administración de la PUCP, como Director Universitario de Proyección Social, Director Universitario de Régimen Académico de los Profesores, así como miembro y Representante del Episcopado en el Consejo Universitario y, últimamente, como Coordinador del Doctorado en Antropología en la Escuela de Graduados y Coordinador del Diploma de Estudios Antropológicos. Siempre tuvo un hueco para apoyar otras realidades nuevas como nuestra Universidad. Todavía recordamos la lección magistral dada –junto al Dr. Juan Ossio- en el Seminario sobre “El Señor de los Milagros, identidad de un pueblo” en el 2001 y el discurso de clausura con motivo de la exposición de la muestra preparada para el míting de Rímini.

Al ser nombrado Profesor Emérito del Departamento Académico de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú en reconocimiento a su meritoria y extensa trayectoria académica y de su significativa influencia en el desarrollo de la antropología peruana y latinoamericana, el Rector Dr. Salomón Lerner Febres Usted nos ha entregado un vivo testimonio de cómo hombres y mujeres de diversas culturas, de distintos pueblos y sangres, ponen en acto su más íntima esencia y, bajo el ropaje de lo diferente, atraviesan una experiencia fundamental: la del diálogo con Dios”.

Como han reconocido sus compañeros jesuitas era “hombre de diálogo, de amistad, de aprecio mutuo, de hacer comunidad, un gran compañero capaz para crear un ambiente divertido y ameno a su alrededor, gracias a sus bromas, a su buen humor, a su manera de vivir coherente y radical, en casa y en la universidad, porque Manolo nos facilitaba el disfrutar la vida. Pese a su frágil estado de salud, desde aquel accidente del tiempo de Teología, su espíritu no decayó. Con él sabía sobrellevar dolencias y limitaciones, con paciencia, sin dejarse vencer ni dejar de trabajar. Hasta el final. Manolo ha sido un hombre firme. Apasionado con la realidad del Perú y entregado al servicio de la misión”. Uno de sus muchos empeños fue el SIER (Seminario Interdiscipinar para el Estudio de la Religión) que aglutina a estudiosos sobre el fenómeno religioso en Perú y que tiene lugar todos los terceros miércoles de cada mes en la Facultad de Sociales de la PUCP.

Era, además, párroco de Nuestra Señora de los Desamparados en el distrito de Breña. El mejor homenaje que le podemos tributar es leer sus obras y seguir sus huellas de compromiso militante y dialogante con toda persona.

Como ha escrito el Provincial de los Jesuitas en Perú “fue sereno en las controversias y exigente en las responsabilidades. Debemos dar muchas gracias a Dios por este hombre que ahora se nos ha ido a la derecha del Padre”

 

José Antonio Benito