jueves, 28 de julio de 2016

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HOMILÍA DEL EMINENTÍSIMO SEÑOR
CARDENAL JUAN LUIS CIPRIANI THORNE
ARZOBISPO DE LIMA Y PRIMADO DEL PERÚ

 

Basílica Catedral de Lima

Jueves 28 de julio de 2016

Excelentísimo Señor Presidente Constitucional del Perú, Ollanta Humala Tasso; saludo a su esposa, Nadine; excelentísima Señora Presidenta del Poder Legislativo, Luz Salgado; excelentísimo Señor Presidente del Poder Judicial, doctor Víctor Picona; excelentísimos señores embajadores, congresistas, señores obispos concelebrantes, distinguidas autoridades civiles y políticas, militares; hermanos todos en Cristo Jesús.

1. Acción de gracias por los 200 años de Independencia del Perú

 Se presenta ya en el horizonte de nuestra historia y de nuestros corazones, la celebración de los 200 años de nuestra independencia: El Bicentenario

Escribió el Dr. Víctor Andrés Belaúnde: "Si nosotros nos sentimos unidos a nuestros antepasados, es no sólo porque tenemos la misma sangre, sino principalmente porque tenemos la misma fe; y si nos sentimos unidos a compatriotas que no conocemos, ni vemos, ni tal vez veremos nunca, es no sólo porque habitamos la tierra y compartimos las mismas tradiciones, sino porque elevamos con las mismas palabras nuestro espíritu a Dios"1.

Hoy elevamos nuestro espíritu participando en el acto mayor de amor a Dios en el que podemos hacerlo, en la Santa Misa. Esto es así porque cada vez que el sacerdote celebra la Santa Misa, en nombre del mismo Cristo, renueva la acción infinita de su perdón y de su amor misericordioso a sus criaturas por medio del Sacrificio de la ofrenda de la vida de su Hijo Jesucristo Nuestro Señor en el altar.

"La Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia su Iglesia y todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por todas en la cruz"2.

Por eso, en esta ocasión, de acción de gracia –en este Te Deum- elevamos este acto sublime de amor, la Santa Misa, por el nacimiento de nuestra Patria independiente, el Perú.

En esta ocasión ocurre el hecho político del cambio de Gobierno. Por ello, me permito saludar y agradecer al Señor Presidente Ollanta Humala, que termina hoy estos años de servicio a la Patria y agradecerle su respeto y defensa de la familia como institución fundamental al servicio de la sociedad, la defensa de la vida y del matrimonio.

Es muy importante, es previo a todo planteamiento político, la necesidad de una estabilidad de la institución familiar.

2. Mirando hacia delante. Año de la Misericordia

Mirando hacia adelante quiero recordarles que la Iglesia está viviendo el Año Jubilar de la Misericordia.  "Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado de indicar y de andar por la vía de la misericordia -nos enseña el Papa Francisco-. Por una parte, la tentación de pretender siempre y solamente la justicia ha hecho olvidar que siendo ella el primer paso, necesario e indispensable, la Iglesia no obstante necesita ir más lejos para alcanzar una meta más alta y más significativa (…). Es triste constatar cómo la experiencia del perdón en nuestra cultura se desvanece cada vez más (…) parece evaporarse… sin embargo el perdón es una fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar el futuro con esperanza."3.

¡Qué oportuna ocasión es esta, camino hacia el Bicentenario, para recordar la aplicación práctica de la Misericordia en la vida de nuestra sociedad!

Enseñar al que no sabe, una de estas obras espirituales de la misericordia.  Enseñar en primer lugar a ser una buena persona, respetando la ética natural y las normas de convivencia, la honradez, los deberes cívicos y la solidaridad de unos con otros. No exagerar la carga ideológica del uso de los medios tecnológicos actuales y mirar con más seriedad el campo de las humanidades para hacer mejor al estudiante, en su ser persona libre y responsable. Por supuesto, es importante enseñarles las técnicas adecuadas para su futuro desempeño. Tenemos que recuperar al ser humano libre y responsable, con un marco ético y moral. No es caro, es muy barato. Hace falta que el país, cara al bicentenario, quiera llegar más unido y más humano.

Por eso, también quiero recordar, Perdonar las ofensas, que es otra dimensión de la misericordia, es algo que con urgencia debe sembrarse en el corazón, especialmente en los más jóvenes. Una cultura que frecuentemente se expresa con el odio y la violencia no es humana.

Las campañas para dañar la dignidad de la mujer en su ser mujer y madre queriendo imponer la llamada ideología de género no son humanas. El accionar de los  medios de comunicación que confunden a la niñez y juventud con la constante difusión de la violencia y el abuso del sexo en horarios inapropiados y de maneras indignas del respeto que todos merecemos, tampoco es humano.

Estas reflexiones, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, quieren iluminar el camino de esta familia peruana en la que todos somos hermanos, pero en la que verificamos, pese a todo nuestro esfuerzo, enormes desigualdades, situaciones de injusticia, que deben ser afrontadas y resueltas con mayor eficiencia y rapidez.

Nos dice una obra de misericordia –dar de beber al sediento que es una necesidad de primer orden para cuidar la salud y para llevar la vida y el progreso a todos los rincones. Por lo tanto, requiere el acceso de todos los peruanos al agua. Así como por las carreteras se facilita la comunicación de las personas a través del transporte generando un rico intercambio de bienes materiales y espirituales, de  manera análoga, el acceso al agua facilita la higiene, la salud, la vida, trasmitiendo y reforzando la dignidad en la vida en familia especialmente la atención a los niños, ancianos y enfermos.

Una mirada a los enfermos dignifica una sociedad. Una sociedad que cuida a los enfermos hace una obra de misericordia. Que no se limite solo a la construcción de infraestructura; sino, sobre todo, a la presencia de personal médico y asistencial calificado en todos los rincones de nuestra geografía. Da miedo enfermarse. En los rincones del país la gente se muere porque no tiene acceso a la salud. Se ha iniciado un camino de acceso a las prestaciones de salud integral a través del sistema del SIS, un punto de partida que debe ser reforzado y perfeccionado.

Igualmente nos preocupamos de la seguridad. El hacinamiento y degradación en las cárceles es inaceptable y muchas veces origen de nuevos delitos.

Son obras de misericordia que ayudan, a quienes tienes responsabilidades, a saber escoger los puntos fundamentales para adquirir una mayor unidad.

3. La Iglesia experta en humanidad

 La Iglesia, experta en humanidad4, nos enseña a contemplar estas situaciones no con la frialdad de un problema económico de un hecho presupuestal. No basta el dinero para resolver las grandes desigualdades que hay en nuestro país. Hace falta un suplemento de fe en Jesucristo y una tensión solidaria; una nueva sensibilidad.

  1. Una cultura de la solidaridad:

"La globalización, nos acerca a los demás, pero no nos hace hermanos"5. Como dice el Papa Francisco, fomenta esa mentalidad del descarte, que lleva al abandono de los más débiles.

  1. La necesaria participación de los medios de comunicación:

Así mismo, una mirada de nuestra realidad hacia el bicentenario nos hace ver la importancia que tiene los medios de comunicación. Podemos calificarlos sin temor a equivocarnos, como el primer poder, no el cuarto poder, como se decía hace unas décadas. La rápida revolución tecnológica ha puesto a los medios de comunicación en el centro del poder y eso exige una responsabilidad muy grande. "Es necesario asegurar un pluralismo real en este delicado ámbito de la vida social"6. La tendencia del llamado "pensamiento único" debilita la democracia y disminuye la fuerza creadora de los ciudadanos que se sienten limitados y, en ocasiones, impedidos de manifestarse con libertad. Con el respeto que se merece, pero todos debemos sumarnos en estos años que el Perú llega al bicentenario con tanta emoción.

  1. La gratuidad del amor:

Todos esto hermanos, la Iglesia nos enseña el amor. Si el amor no está presente en todos en estos temas, si la caridad cristiana es como una mística o como algo que dice ese sacerdote o comenta el  cardenal, pero no es realmente lo que mueve a todos, el amor. "Es mi hermano". Cuando ejerzo poder, sea de justicia o legislativo, el otro es mi hermano, es parte de nuestra familia y por eso, la caridad es un antídoto seguro contra el egoísmo que invade el Perú.

  1. La promoción de la familia como centro del cambio:

"De hecho, la fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional. Sin ella, es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera. Y es necesario recordar que normalmente la fraternidad se empieza a aprender en el seno de la familia. La familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor"8.

Hermanos el elevo en esta ocasión unido a toda la familia cristiana, reconciliados unos con otros mi oración a Dios para que nos guíe por caminos de paz y de gozo, de prosperidad y de esperanza.

Y me permito desde aquí saludar al nuevo Presidente del Perú, que estos momentos juramentará, el Señor Pedro Pablo kuczynski. Que el Señor lo ilumine en esta difícil tarea de servir al pueblo peruano. Felices Fiestas Patrias a todos. Así sea.

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1 Víctor Andrés Belaúnde, La Síntesis Viviente. Palabras de Fe,  Pág. 152.

2 Catecismo de la Iglesia Católica  n° 1407

3 Papa Francisco, Bula Misericordiae vultus n° 10.

4 Cfr. Beato Pablo VI,  Discurso en las Naciones Unidas,  4 de octubre de 1965.

5 Papa Francisco, Mensaje para la XLVII jornada mundial de la paz, 2013.

6 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia  n° 414.

7 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia  n° 581.

8 Papa Francisco, Mensaje para la XLVII jornada mundial de la paz, 2013.