jueves, 10 de agosto de 2017

Cardiomorfosis (conversión del Corazón humano según el Sagrado Corazón
de Jesús) en el Perú
http://ec.aciprensa.com/wiki/La_Cardiomorfosis_y_su_simbolog%C3%ADa:_el_hypogrammon_barroco_del_culto_al_Coraz%C3%B3n_de_Jes%C3%BAs

Llamamos Cardiomorfosis a la conversión del Corazón humano según el
Sagrado Corazón de Jesús, que es el principio y fin de nuestra
reconciliación penitente. Se podía alcanzar esta conversión siguiendo
los diferentes caminos asctéticos propuestos por los maestros
espirituales jesuitas del período barroco, a partir de tratados de
emblemática espiritual de gran difusión en Europa y el Imperio
español.

Para alcanzar la cardiomorfosis perfecta era preciso seguir tres
modelos: El Corazón de san José, el Corazón doloroso de María y el
Sagrado Corazón de Jesús, que, simbólicamente representados, son el
ABC de una pedagogía que encaminará al creyente gradualmente a rendir
culto perfecto al Corazón de Jesús: implican inocencia, mansedumbre,
piedad, devoción, ascesis, axiología, teleología y contemplación
mística. "Corazón de Jesús yo te adoro; Corazón de María, yo te
imploro; Corazón de José, puro y justo; en estos tres corazones pongo
mi confianza."

Piénsese en santa Teresa de Jesús y sus Moradas, sin olvidarnos de que
fue herida de amor en el corazón por un serafín (la Transverberación);
y en santa Rosa de Lima, que acepta el requerimiento de Dios Niño:
"Rosa de mi Corazón: sé mi esposa", desposorio que inspiró los
corazones que ideó. La cardiomorfosis en ambas llega a ser perfecta:
amor apasionado, encendido, crucificial y co-oblativo, ellas cargan
con sus propias cruces, se niegan a si mismas (comenzando por sus
propios nombres), y en adelante no se ocupan sino de aquello que el
divino Esposo quiere inspirarles. "Si por una gracia del Señor, dice
Santa Teresa, su amor se imprime un día en nuestro corazón, todo se
nos hará fácil; rápidamente y sin la menor dificultad pasaríamos a las
obras ". Sor Juana Inés de la Cruz es también una enamorada del
Amante; baste recordar el poema "Esta tarde, mi bien, cuando te
hablaba":

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,

como en tu rostro y tus acciones vía

que con palabras no te persuadía,

que el corazón me vieses deseaba.

Y Amor, que mis intentos ayudaba,

venció lo que imposible parecía,

pues entre el llanto que el dolor vertía,

el corazón deshecho destilaba.

Baste ya de rigores, mi bien, baste,

no te atormenten más celos tiranos,

ni el vil recelo tu quietud contraste

con sombras necias, con indicios vanos:

pues ya en líquido humor viste y tocaste

mi corazón deshecho entre tus manos.




Ahora bien, no se crea que esta vocación de amar sobrenaturalmente
estuvo restringida a monjas contemplativas; no fue así: abundan los
casos de hombres de vida santa y esclarecida que quisieron que, aún
después de la muerte, su corazón siguiera amando a Cristo. Para tal
fin, pedían que se extrajera su corazón con el fin de ser sepultado en
las paredes de una iglesia y no en un pudridero con el resto de su
cadáver, como ocurrio con santo Toribio de Mogrovejo, arzobispo de
Lima, y el conde de Lemos, virrey del Perú.
Estos grabados muestran los modelos a seguir: el Corazón de José, el
Sagrado Corazón de María y el Sagrado Corazón de Jesús. La devoción al
Corazón de José es posterior al culto de los SS.CC de Jesús y de
María. El culto al Corazón de san José fue prohibido en el siglo XIX,
pero la prohibición original por el papa Gregorio XVI nunca se ha
hallado o publicado y así no está clara la base para la interdicción.

Iesus, Maria, Joseph, Teresa, Medida del Santo Corazón de nuestra
seráfica madre Teresa de JesúsÉsta es la "medida" del Corazón de santa
Teresa de Jesús: es decir, "totalmente de Cristo". Abajo, vemos como
santa Rosa aplica el mismo principio de Teresa, pero su medida es la
Cruz; por eso, ella declaraba su deseo de sufrir. Nada de extravagante
(como lo indica el grabado): quien está unido al corazon abierto,
quiere imitarlo en todo, hasta en el heroísmo del pío pelícano. No
olvidemos que Rosa de Lima, quería morir mártir en defensa de la
Eucaristía, cuando se creía que Lima sería tomada por los herejes (los
piratas holandeses).