miércoles, 10 de enero de 2018

"HISTORIA Y ACCIÓN DE LOS MOVIMIENTOS ECLESIALES: El Camino Neocatecumental en la Parroquia Santísimo Redentor- S.M.P (1976-2016)"  Tesis de Maestría en Historia, de Pedro Pascual Soto Canales, asesorado  por el Dr. Fernando Alberto Armas Asín

Defendida brillantemente en Sala de Grados de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 10 enero 2018, y en la que he participado como miembro del Jurado. Les comparto una síntesis de mi comentario así como sus conclusiones.

Considero que se ha logrado un trabajo coherente, bien estructurado y que muestra en su autor las habilidades necesarias para otorgarle el título de magíster.

Ha incursionado en un asunto capital para ampliar los horizontes de la investigación de la historia religiosa, la que tiene que ver con las nuevas realidades de la Iglesia, como fruto del Concilio Vaticano II, los nuevos movimientos eclesiales.

Lo hace más interesante al localizar su estudio en el considerado para el Perú y específicamente Lima como uno de los focos de desarrollo más importante, Lima Norte, desde una entidad bien concreta como es la parroquia Santísimo Redentor y dentro de ella, el Movimiento Neocatecumental, impulsor de desarrollo religioso y humano de la Urbanización.

El autor es testigo y cronista de los hechos lo que le da un plus de conocimiento directo, vivencial, sin caer en el subjetivismo. En este sentido es de destacar su espíritu crítico cuando ofrece la consideración acerca del Movimiento por parte de vecinos e incluso gente de iglesia como es uno de los párrocos vecinos.

Se brinda un esquema lógico, comprensible, didáctico, acompañado de una redacción fluida, con citas pertinentes de fuentes (orales o escritas) habitual en las obras de historia inmediata.

 Es una monografía que nos permite asomarnos como a un ventanal para contemplar y comprender la respuesta de la Iglesia a través de uno de los movimientos eclesiales más vivos –como es el CN- a la sociedad de fines de siglo. Más allá de la controvertida opción por los pobres o la Teología de la Liberación, el CN responde a la hambrienta sociedad espiritual con un itinerario amplio, profundo, integral de catecumenado permanente que cambiará la vida de cientos de personas en la parroquia estudiada.

Me encantó su bella dedicatoria a cinco grandes mujeres:

 A María, por transmitirme la vida (mamá)

A Ana, por darle sentido a mi vida  (esposa)

A Andrea y Valeria, por ser mi perpetuidad en esta vida (hijas)

A Francisca, por ser como María (mamá política) 

CONCLUSIONES

1.   Desde mediados del siglo XX, la Iglesia católica universal ha reconocido la importancia de los laicos bautizados, a través de la agrupación de los mismos a partir de los denominados Movimientos Eclesiales. Desde el punto de vista de la historia de la Iglesia contemporánea, dichos movimientos ya se iban desarrollando desde inicios del siglo XX, muchos de ellos como ramificaciones de la denominada Acción Católica, única realidad eclesial reconocida hasta los albores del Concilio Vaticano II. Los grandes acontecimientos mundiales que se dieron entre las décadas del treinta y del sesenta del siglo pasado, hicieron que muchos pensadores y teólogos católicos –especialmente religiosos- consideraran la necesidad y urgencia del apoyo de los laicos en la labor evangelizadora de la Iglesia, institución que iba perdiendo credibilidad frente a un mundo secularista y de bajas vocaciones sacerdotales. El momento inicial de este reconocimiento se da a través de los documentos elaborados por los padres conciliares del Vaticano II. Documentos como la Lumen gentium, Gaudium et Spes y Apostolicam Actuositatem, reconocieron 198 la importancia de los laicos para la Iglesia, así como se dio acceso a oportunidades que anteriormente eran propias de los religiosos. Unido al reconocimiento de la Iglesia a través de los documentos eclesiales, se encuentra las acciones realizadas por los papas posconciliares (Paulo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco). Desde la creación de una oficina propia para los asuntos de los laicos agrupados en movimientos (Consejo Pontificio para los laicos) hasta.

El desarrollo de diversos encuentros con los pastores de la Iglesia (obispos), política llevada especialmente a cabo por el Papa Juan Pablo II, quien desarrolló durante su pontificado, todo un programa de apoyo a los movimientos eclesiales, frente a un mundo eclesial que veía con reserva y celo a dichas realidades eclesiales, las mismas que no dejaron pasar la oportunidad para hacerse de conocer en el mundo de la jerarquía de la Iglesia. Con respecto a la realidad latinoamericana, también la jerarquía católica representada en el CELAM, ha manifestado desde Medellín (1968) hasta Aparecida (2007) una gradual aceptación de los movimientos eclesiales en los países latinoamericanos, siendo el momento oficial de este reconocimiento la conferencia de Santo Domingo (1992).

Por su parte, la Iglesia peruana representada en sus obispos a través de la CEP (Conferencia Episcopal Peruana), se ha manifestado desde la década del sesenta del siglo pasado, sobre los movimientos y agrupaciones de laicos. Pero es en 1996 que mediante el documento pastoral: Asociaciones y movimientos eclesiales. Criterios de orientación han reconocido la labor de los mismos en la feligresía peruana además, invita a los obispos del Perú ha considerar su apoyo en sus Iglesias particulares. Finalmente, se concluye que la Iglesia católica, tanto universal como particular, reconocen el aporte de los movimientos eclesiales para el desarrollo pastoral de la misma. Esto teniendo en cuenta ciertas observaciones que dichos movimientos no pueden descuidar como son: la comunión con la jerarquía de la Iglesia, la adhesión al Magisterio de la Iglesia, entre otros.

2.   Entre los aproximadamente cien movimientos eclesiales que existen en la Iglesia Católica, el CN es considerado como uno de los más influyentes en el mundo laico católico. Además se reconoce el aporte que entrega a la Iglesia católica, por parte de un sector de pastores de la misma (obispos) que son considerados por sus opositores, como conservadores. El aporte del CN a la Iglesia católica, se basa esencialmente en el desarrollo de todo un programa de preparación o itinerario que se presenta al laico, especialmente alejado de la Iglesia, para conocer un estilo de vida, que se considera, se tuvo que desarrollar al recibir el sacramento del Bautismo, dicho itinerario fundamenta el carisma propio del CN, el cual es: de formar comunidades de hermanos y vivir plenamente como lo hacía los primeros cristianos en la Iglesia primitiva. Los ritos, las catequesis, el estilo de vida en comunidad, la eucaristía, entre otros, han despertado tanto en sus seguidores como, en sus opositores, argumentos de apoyo, como de rechazo, inclusive dentro de la propia Iglesia. De origen español, el CN se desarrolla a partir del estudio de las Sagradas Escrituras; la celebración de las principales fiestas religiosas, como es la Eucaristía; y de la vida en comunidad, paralela a la vida cotidiana con el entorno. 200 Entre sus principales aportes a la Iglesia, se puede mencionar: la participación plena del laico en los asuntos pastorales de su parroquia o diócesis; el nacimiento de vocaciones sacerdotales y de vida contemplativa; la fundación de Seminarios y Facultades de Teología al servicio de la evangelización; la valoración del sacramento del Matrimonio a través de parejas de esposos, las familias en misión a cualquier parte del mundo, los catequistas itinerantes, entre otros. Todo ello ha llevado que la jerarquía de la Iglesia universal, reconozca oficialmente al CN a través de la aprobación definitiva de sus Estatutos en el año 2008. De esta manera el CN, se desarrolla bajo el amparo de la jerarquía de la Iglesia, pero, con algunas observaciones, referidas especialmente a sus contenidos doctrinales, celebraciones litúrgicas, etc., todo ello aceptado como signo de humildad y comunión con la Iglesia.

3.   Desde su aparición en la Parroquia "Santísimo Redentor" de la urbanización Ingeniería en 1976 y hasta la actualidad, se observa en las comunidades neocatecumenales, que no existe una labor de desarrollo, sea éste de índole político, económico ni social, en relación con la urbanización, ni con el distrito en donde se encuentra. A diferencia de otros movimientos eclesiales, que sí tienen una labor social propiamente dicho; desde sus orígenes (1976) el CN desarrolla toda una 201 formación centrada en la persona del hermano, esto significa, lograr a partir de las fases y pasos del itinerario, una calidad de vida que se fundamenta en la vida cristiana a modelo de las primeras comunidades, después de recibir el Bautismo. Ello ha hecho considerar al CN, como una "Iglesia paralela", no solamente por algunos párrocos de la diócesis de Carabayllo, sino por otros movimientos y agentes pastorales. Esta falta de compromiso social, se ve contrarrestado con algunas obras desarrolladas fuera de la comunidad, la predicación casa por casa, la recolección del diezmo, las catequesis en los penales, entre otros, no deben ser considerados como obras sociales, sino como una manera o medio de evangelizar a personas de manera particular, como también el desarrollo de cristiano en el hermano que desarrolla dichas actividades.

Finalmente, y, como señala monseñor Del Palacio (2003), "la primera misión hoy, que es el primordial problema de la Iglesia en el mundo, es la transmisión de la fe, […] La segunda misión de la Iglesia es la preparación de hombres y mujeres que entreguen su vida al servicio del evangelio" (pp.149-150). De esta manera, se puede comprender, que el CN es un movimiento eclesial que descansa en la instauración de un "catecumenado" es decir, un tiempo de formación del fiel, del hermano, dentro de una comunidad; quien va madurando progresivamente en la fe que recibió en su bautismo, con el fin de alcanzar, al "hombre nuevo" (una vida cristiana), inicialmente en la familia y posteriormente en su entorno social.